16 feb 2009

El recuento de los daños

Fue un placer enorme encontrarme con Rodrigo en el DF, después de casi diez años de no vernos, y charlar como si el tiempo no hubiera pasado de largo. Compartir con Bethza y Karla un delicioso vacío argentino, y platicar de amigos comunes, de literatura y de viajes (azar objetivo, a final de cuentas). Lindo también, conocer la casa de Nacho y Pilar y disfrutar un poco de esa boda que se me negó el año pasado por culpa de la crisis.
El resto del fin de semana, bien podría olvidarse. Excepto quizá, el abrazo del domingo, ya en casa. Un gesto que curó todo o casi todo (debo reconocer que aún hay cosas que duelen).

No hay comentarios.: