24 abr 2010

La muerte de un mundo

Me desperté extrañando a la abuela y recordé una frase que alguna vez leí. Era algo así como que la muerte de alguien que te piensa equivale a la muerte de una parte de tu mundo.
El mío (mi mundo) se siente esta mañana insignificante y triste.

5 abr 2010

Love is in the air (oh,oh,oh,oh)


El primer trimestre del año se fue con más pena que gloria. La abuela murió. La beca se terminó. El proyecto editorial se estancó. El doctorado comenzó su agonía.

Y en medio de ese panorama los 34 años, como tercera llamada inminente, recordatorio del inexorable paso del tiempo, y testimonio visceral de las cosas por las que vale la pena vivir.

Cercanos y lejanos, íntimos y casuales, permantentes e intermitentes, reales o virtuales, los amigos y la familia me hicieron sentir cobijado y querido. Hubo reencuentros memorables, charlas y risas al por mayor, ensoñaciones lúcidas y -quién lo diría a estas alturas- mucho baile y celebración.

Se equivoca quien dice que hemos perdido el tiempo. Hemos ganado mucho. Y lo mejor está por venir.