31 ene 2008

Splint


Llevo varios días deprimido. Razones hay muchas: académicas, amistosas, laborales, existenciales. Pero hoy me levante más temprano que de costumbre y vine por un cafecito para comenzar el día. Y me tomé mi tiempo para desayunar, leer el periódico y platicar con gente que sin saberlo, me cambió un poco la noción de las cosas. Ahora que son casi las dos de la tarde, es un hecho que la jornada de hoy está completamente perdida. Aunque pensándolo bien, es posible que por primera vez en lo que va de la semana el desaliento y yo hayamos quedado tablas. Y eso me da la pauta para pensar que con un poco de aplicación y buena cabeza, es posible salvar este bache emocional y volver a la senda de las cosas disfrutables que tiene la vida.
Venga pues otro capuchino doble a la mesa!!

18 ene 2008

La nueva de McCarthy



No es un secreto que uno de los temas vitales y literarios que más me obsesionan —obsesión entendida como hambre de conocimiento y afán de comprensión— es el de la paternidad. De ahí que ciertos autores como Philip Roth, Paul Auster, John Irving, Gerardo Kleinburg, y otros con similares preocupaciones ocupen un sitio privilegiado en mi biblioteca particular y que gran parte de mis proyectos narrativos se afanen en explorar esa relación conflictiva y ambivalente que se establece siempre entre un padre y un hijo.
Quizá por eso no fue ninguna sorpresa que The Road, el nuevo libro de Cormac McCarthy, me cimbrara de pies a cabeza. Y es que si bien conocía con anterioridad algunos detalles del apocalíptico argumento, de ninguna manera me encontraba preparado para explorar los parajes más recónditos del vínculo filial en los términos extremos que McCarthy plantea en su novela
En The Road, un hombre y su hijo avanzan hacia el sur por una carretera calcinada que atraviesa ríos pestilentes, ciudades en ruinas y paisajes desolados en los que no hay vestigios de vida, con excepción de las hordas de caníbales dispuestos a asesinar a todo aquel que se atraviese en su camino. Con un lenguaje sobrio, e incluso sombrío, Cormac McCarthy hace un recuento angustiante de la lucha por la sobrevivencia de estos dos personajes que se enfrentan al hambre y al frío, pero también a la desesperanza.
Y es que más allá del planteamiento lúgubre, lleno de incógnitas e incertidumbres con que arranca la novela, McCarthy logra construir a lo largo de su relato una reflexión acerca de la validez de ciertos valores humanos en las situaciones límite.
¿Tienen cabida el amor, la misericordia, la bondad y la fe, en un mundo que está condenado a la decadencia y a la extinción? El padre y el hijo de esta novela piensan que sí. Por eso a pesar del peligro y de las carencias a las que se someten durante su peregrinaje, ambos personajes atesoran eso que llaman el “fuego”, sabedores de que en todas las edades de la humanidad quien posee el “fuego”, posee la verdad, y quien posee la verdad, posee también el futuro.

13 ene 2008

Amanecí cansado

de las noches en vela, del trabajo a medio cumplir, de las vacaciones postergadas, de las esperas que no terminan, de las incertidumbres laborales, de las emociones acumuladas, de las pláticas pendientes, de las recepciones y despedidas…

10 ene 2008

Certezas


Sé que te quiero y que me esperan más aeropuertos...

5 ene 2008

Tarde de sábado

Acabo de ver una peli que se llama December boys. Sin vender la historia diré que es la clásica cinta lacrimosa y emocional en la que un grupo de amigos -huérfanos, para acentuar la parte trágica del guión- viven un verano que les cambia la vida. Estoy más que consciente de que no es una gran cinta, pero me gustó. Al final de la película hasta se me salieron unas lágrimas furtivas.
A últimas fechas mi estado de ánimo da tremendos bandazos de lo sensible a lo racional y me cargo un sentido del humor que ni yo lo aguanto.