9 oct 2009

Perdoná si al evocarte...

Salimos de Buenos Aires por el domingo por la madrugada. No hubo tristeza, ni nostalgia en la despedida. En mi caso, sólo gratitud inmensa para la ciudad, el barrio, la gente que hizo posible la vida en este maravilloso, fascinante y sui generis lugar del planeta. No volveré en algún tiempo, lo sé. Aunque me queda claro que esta ciudad será territorio recurrente de los recuerdos, del pensamiento, de los afectos. Algo así como el Madrid del 2005, sólo que con menos drama e incertidumbre sobre la dirección -que no el destino- de mi trayecto.

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