17 jul 2006

I-Ching(a)


El hombre superior no escribe. Se conforma con vivir el día a día. Pega un brinco si le da la gana, muerde un lapiz por el gusto de hacerlo o se pone a llorar si siente que es necesaria cierta dosis de dramatismo para mantener el ego a la altura de los pequeñas tragedias. No lee, no discute de política (le da hueva), repudia las conversaciones sobre libros o autores. Renuncia a la dieta, a la coca light, al abandono del tabaco, a las disciplina y al orden que a decir de los iluminados, hacen más sencilla la vida. El hombre superior no rie al último, pero rie mejor porque al final lo ha comprendido todo: no hay alivio a la vista.

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