4 nov 2008

Casi nunca


Hace ya algunos meses, Daniel Sada nos compartió a algunos de sus allegados el borrador de su última novela. A pesar de haber leído casi toda la obra completa de Daniel y de ser testigo lejano, de la escritura de sus dos últimos libros (Ritmo Delta y La duración de los empeños simples) la inminencia de una nueva novela me generaba una expectativa inusitada. Y es que a decir del propio Daniel, se trataba de su trabajo más personal, y por tanto, el que más le había costado trabajo escribir.
Conocedor de ciertos detalles de la ficción que cabalgaban paralelos a la vida del autor, devoré con fruición –casi de una sentada- la versión electrónica de esa novela, apenas llegó a mi correo.
Desde siempre he considerado la literatura de Daniel como una apuesta arriesgada por el lenguaje y por el humor (lo cual, en un medio tan conformista como el literario, donde nadie arriesga nada, es por sí mismo, un gesto que se agradece); sin embargo, fue hasta que terminé de leer la última línea de su novela, que me quedó claro de qué va esa obsesión -casi diría testarudez- de Daniel, por exprimir a full cada palabra, por trabajar el fraseo hasta el cansancio, por asumir un punto de vista no convencional (y por eso muchas veces incomprendido), y sobre todo, por resistirse al facilismo de los temas de moda. En una sola idea: por ser siempre Daniel Sada, y no otro, el que escribe.
Hoy por la mañana me enteré por los diarios que la última novela de Daniel –esa que leí hace tiempo en un archivo de word en mi computadora- ha sido la ganadora del Premio Herralde de Novela 2008, posiblemente el galardón editorial con más prestigio en el mercado de habla hispana. Desde que me enteré de la noticia me siento feliz y emocionado. Primero, claro está, por Daniel. Pero también por la literatura, que gana con este premio un autor diferente.
Está por demás recomendar la novela de Daniel Sada que próximamente saldrá publicada por Anagrama bajo el sugestivo título de Casi nunca. No se la pierdan.
Es, de verdad, una joya.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un verdadero motivo de celebración, cierto?

Un honor para nosotros, privilegiados alumnos...

Un beso, querido mío.