26 nov 2010

Fragilidad

Hace un mes -cosas de la fisiología- me descubrí una noche mirando con incredulidad el retrete, justo después de orinar. El color escarlata me revelaba de forma poco sutil la presencia de sangre. Tras el susto inicial, una rápida mirada a la Wikipedia calma mis temores. Los médicos le dicen hematuria y en ausencia de otros síntomas puede tratarse de "un episodio aislado". Pero unas horas después la situación se repite. Preocupado, consulto nueva información en la red. A veces, el exceso de información perjudica. En la época del internet ésta debería ser una advertencia a tomar en cuenta por los usuarios.
Para mi mala suerte es jueves y la televisión transmite un nuevo capítulo de Dr. House. Recientemente he visto Biutiful, la película de González Iñarritu que narra los últimos días de Uxbal, un exjunkie catalán aquejado por un violento cáncer de próstata. El filme, obviamente es mucho más que la anécdota médica, pero en ese momento, es esa parte de la historia la que me abruma.
Acostado sobre la cama me siento la persona más frágil del mundo y por un segundo -sólo por un segundo- cobro conciencia de que son ¡alfileres! los que sostienen los aspectos más fundamentales de mi existencia. Por la noche, antes de dormir, las palabras cáncer, tumor, riñones, vegija y otras menos amables me atormentan. Me duermo con un pregunta en los labios (¿Y qué pasaría si...?)
Las semanas que siguen son de incertidumbre. Tras la llamada a mi médico de confianza, se viene una lista de exámenes clínicos que revelan la presencia de una infección y otras pruebas que -tras una agónica espera- sirven para descartar "otro tipo de complicaciones", cualquier cosa que eso signifique.
Pero es sólo hoy, después de tres semanas de dieta y medicación rigurosa, que puedo finalmente respirar con alivio.
Preparar el café matutino es mi primer acto de soberbia, casi diría de rebeldía, frente a los oscuros pensamientos del mes anterior. Escribir este post, un intento vano por preservar algo de ese miedo primario, instintivo, hacia la muerte.

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