14 ago 2006

Popperiana

El problema de la inducción —dice Popper— nace del hecho de que nunca podremos afirmar algo universal a partir de los datos particulares que nos ofrece la experiencia.
Traslademos esta idea a un tópico vulgar desafortunadamente común. Por muchas relaciones fracasadas que conozcas o experimentes, nunca podrás afirmar que “todas” ellas están destinadas a terminar así. Basta con que encuentres una sola que sea distinta, para estar en condiciones de afirmar lo contrario.
¿De dónde entonces esta necesidad de seguir insistiendo en una hipótesis tan pesimista? Popper sale a nuestro auxilio nuevamente: “los falsacionistas siempre prefieren las hipótesis o teorías que sean más falseables, es decir más suceptibles de ser demostradas en su falsedad, mientras no hayan sido falseadas previamente. Así el progreso en la ciencia (o en las relaciones humanas para nuestro caso) se da siempre a base de ensayo y error”. ¿Qué taaal?

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