20 ago 2007

Al lugar donde fuiste feliz...

no debieras tratar de volver, dice Sabina.
Pero este fin de semana desoí su consejo.
Regresar a la sierra fue algo más que romper con los años de exilio autoimpuesto.
Fue darme cuenta de que los recuerdos, esos puntillosos fragmentos que laceran la piel, también pueden ser un bálsamo para cicatrizar viejas heridas.
Por ellos valió la pena el viaje.
Por ellos y por ella, compañera imprescindible de estos días, a los que nos acogemos felices, maravillados...

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