Pero el investigador también vive, también duda, también quiere ser.
Y en su vida cotidiana no siempre se asume como sujeto cognoscente.
La mayor parte del tiempo es hijo, cónyuge, padre. Tiene responsabilidades y necesidades materiales y espirituales que no alcanza a satisfacer. Para el resto del mundo (incluso para él mismo) es ese "otro" que nadie entiende.
Fuera del acto epistémico, necesita saber que sabe, necesita creer que sabe.
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