7 sep 2005

Yo soy José


A mi abuelo José lo conozco a través de mi padre. A lo largo de los años hemos convivido poco, y sin embargo su existencia se encuentra íntimamente ligada a la mía. De ahí que su estado de salud me afecte profundamente. Mi abuelo decía que la sangre es así: te llama, te cuestiona, te hace sentir parte de una historia.
A pocas personas permito que me llamen José, apenas mis padres y alguien cuyo nombre no me interesa recordar esta noche. Quien me llama José conoce la historia que se esconde detrás del nombre. Sabe que ese nombre invoca una parte profunda de mi existencia. Utilizo ese nombre cuando escribo algo importante, cuando me dirijo a alguien especial, cuando deseo apelar a todo aquello que el nombre, por sí mismo, representa. Por eso son pocos los elegidos, y sospecho que con el tiempo serán cada vez menos. Hoy, por ejemplo, no tengo ya a quien dirigirme así.
Para quien nunca supo entenderme, debo decir esta noche lo siguiente: soy José antes que Alvaro, Hernández antes que Flores. Y aunque siento que soy un poco de ambos, me siento más identificado con esa parte lejana, trágica, pasional, sencilla, trabajadora, honesta, sabia y amorosa que me viene de mi padre, y del padre de mi padre y de mucho más atrás. Yo soy José, el que sueña, el que disfruta, el que vive como quiere. Soy también el que se equivoca, al que le cuesta transigir, el que desgraciadamente habla poco (o tarde) de lo que siente.
Mi padre y mis tíos viajan a estas horas para despedirse de su padre, que a los noventa años de edad, agoniza en la tierra donde nació, procreó, y vivió la mayor parte de su vida. No sé si vuelva a ver otra vez a mi abuelo, al padre de mi padre, al hombre que me heredó el nombre que con orgullo porto. Sé, sin embargo, que soy el eslabón de una historia que no termina. Y que la sabiduría acumulada desde aquel José primigenio que adoptó a mi abuelo, perdurará a través de mí y de quienes me sigan.
“Somos como el ganado”, decía mi abuelo “el linaje nos une a través de la sangre, por eso poseemos los mismos valores de quienes nos han precedido en el tiempo”.
Adiós abuelito. Te quiero mucho.

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